Daniela estaba tan
encantada viendo al joven Marcos tomando una taza de té en frente de su casa
que mirando la luna suspiró.
Un pequeño ratón que
ella tenía como mascota, al escuchar el suspiro de la joven le recomendó:
_ Toma, escribe en este
papel diciendo que mañana le invitas a casa a comer. Así él se olvidará del lío
de la gallina.
Y así fue, Daniela
escribió su nota, y envolviendo el papel en una piedra la lanzó con todas sus
fuerzas al balcón de Marcos golpeando una ventana.
_ ¡Oh! Se sorprendió el
joven Marcos. Cogió la piedra y leyendo la nota del
papel sonrió.
_ ¡Qué locura!
De la misma manera
respondió a la joven Daniela lanzando la piedra con una nota diciendo:
_ ¡Ok, gracias!
Al día siguiente al
llegar la tarde el joven Marcos se acercó a la casa de Daniela tocando la
puerta:
_ ¡Hola puedes pasar! _
señaló Daniela con una dulce sonrisa.
Sentados a la mesa ella
le ofreció una rica ensalada, pollo asado y pan.
_ ¿Llevas poco tiempo
aquí en el pueblo? _ preguntó la Daniela.
_ Sí, la verdad es que he
venido por un tiempo a disfrutar de la tranquilidad y alejarme del bullicio de
la cuidad.
_ ¡Oh! ¿Y dónde vives?
_ ¡En Londres! _
respondió Marcos.
_ Pues yo siempre he
vivido este pueblo. Mis padres murieron y me han
dejado esta pequeña casa_ explicó Daniela con una melancólica mirada.
__ Espera un poco, que
ahora traeré un rico postre de tarta de queso_ añadió la joven.
Pero al entrar a la cocina
Daniela encontró al ratón lamiéndose los dedos.
_ ¿Pero, ¿qué has hecho?
¡Te has comido toda la tarta de queso! ¡Te voy a matar!
_ ¡Es que estaba muy rica!
_ señaló el ratón y salió corriendo por todo el salón.
_ ¡No lo puedo
creer, estoy viendo un ratón! _ dijo
Marcos entre risas.
_ Perdona, así es en
el pueblo _ explicó Daniela mientras perseguía al ratón.
Marcos se levantó del
asiento y acercándose a ella la tomó de la mano y le dijo:
_ ¡No pasa nada!
Al escuchar esa voz, que
casi le susurraba al oído, Daniela se detuvo
ante aquella hermosa mirada y mirando a
Marcos a los ojos no le salían palabras…
Autora: María Abreu
El amor debe ser sincero.
Aborrezcan el mal; aférrense al bien. Romanos 12:9
CONTINUARÁ…
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