En una casita muy bonita,
ubicada en un pequeño pueblo, vive María con sus dos pequeñas mascotas, el
ratón y el gorrión. También, en el mismo pueblo cerca de la casa de María vive
el granjero Marcos.
María es una chica
simpática y alegre, pero muchas veces se queja de que se siente aburrida y
sola.
El pequeño ratón cansado
de las quejas de María se acercó para aconsejarle:
_ ¿Qué te parece si vamos
a visitar al granjero Marcos, quizás te invita a una cena? ¡De esa manera se te
quitará la soledad y el aburrimiento!
_ ¡No lo sé, ese chico me
parece muy tímido!
_ Si no te acercas a él no
lo sabrás. Así que…, tengo un plan, para que conozcas a Marcos _ explicó el
ratón dándole una pelota en las manos.
María cogió la pelota y
un poco confundida aceptó el plan.
Salieron a la calle y el ratoncito subido en el
hombro de María oculto entre su larga y abundante cabellera iba dándole ideas.
_ ¡Observa, allá está
Marcos sentado en el balcón de su casa, lanza la pelota para que se acerque y
te la devuelva!
María lanzó fuertemente
la pelota golpeándolo en la cabeza.
_ ¡Lo he matado, lo he
matado! _ gritaba muy angustiada al ver que Marcos había caído al suelo.
Rápidamente corrió en su
auxilio y agarrándole por la cabeza le preguntó:
_ ¿Estás bien?
Marcos, desde el suelo,
la miró con sus hermosos ojos azules y con una dulce sonrisa le dijo:
_ ¡No sabía que lanzabas
tan fuerte!
En ese instante, María
con una tímida sonrisa se acomodó el pelo dejando al ratón al descubierto. Marcos
al verlo exclamó sobresaltado:
_ ¡Tranquila! ¡Yo me
ocupo de este ratón! ¡No te pongas nerviosa!
El ratón, al ver que éste
amenazaba
con matarlo con uno de sus zapatos dio un salto y comenzó a correr.
Marcos corría detrás del
ratón y María detrás de Marcos gritando:
_ ¡No por favor! ¡No le hagas daño!
_ ¡Quédate atrás, no te
acerques! _ vociferaba Marcos con mucho empeño en atrapar y matar al ratón.
_ ¡No le hagas daño, es
mi amigo! _ gritaba María angustiada.
El ratón que corría a
toda prisa al escuchar las palabras de María se detuvo y mirando para atrás vio
que Marcos había parado de correr.
Entonces, caminó lentamente
hacia Marcos y acercándose le ordenó:
_ ¡Préstame tu pañuelo,
necesito secarme el sudor!
Éste asombrado se agachó
y le entregó el pañuelo. Entonces el ratón se secó todo el cuerpo incluyendo la
colita dejando a Marcos con la boca abierta de asombro.
_ ¡Muchas gracias por tu
amabilidad! _ expresó María interrumpiendo la admiración de Marcos.
_ ¡De nada! _ dijo Marcos
y dando la espalda se marchó.
_ Vaya, tanto esfuerzo y
éste se marcha sin invitarte a cenar y ni siquiera a dar un paseo_ señaló el
pequeño ratón en medio de una gran frustración.
_ ¡Otro día será! _ expresó
María marchándose a casa.
Continuará....
Autora: María Abreu
Ahora, pues, permanecen
estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de
ellas es el amor. (1 Corintios 13:13)