Una tarde de calor el conejito Fito caminaba por el bosque con sus orejas hacia abajo porque se sentía amargado.
Estaba decepcionado con los amigos porque le habían lastimado y ofendido. Y lleno de resentimiento cortó la amistad con todos eligiendo jugar solo.
Mientras el conejito Fito jugaba pateando una pelota, escuchó el canto del pájaro azul que anunciaba la llegada de una gran tormenta.
Ante este aviso todos los habitantes del bosque corrieron hacia la montaña para refugiarse dentro de unas madrigueras construidas entre unas rocas.
El conejito Fito y sus padres también se refugiaron en la madriguera. Una vez allí la conejita Alicia se acercó al conejito Fito ofreciéndole suaves plumitas para que acomodara una camita, pero éste no las aceptó.
Luego la liebre y el zorro también se aproximaron al conejito Fito pidiéndole algunas frutas, mas éste no se las dio.
Papá conejo, que observaba la actitud de su pequeño conejito decidió acercarse para preguntarle:
_ ¿Qué te pasa Fito? ¿Por qué estás actuando de esa manera con los demás?
_ ¡Porque me ofendieron y me lastimaron en el pasado! _ respondió el conejito Fito.
_ ¿Pero no te das cuenta de que tú también estás ofendiendo con tu actitud? Eso demuestra que es imposible caminar por la vida sin lastimar y sin ser lastimado.
Ante estas palabras el conejito Fito guardó silencio y papá conejo continuó diciendo:
_ Debes aprender a perdonar. El perdón es el mejor camino para alcanzar la paz interior porque te libera del rencor.
En ese mismo instante comenzó a caer la fuerte tormenta. La lluvia caía entre truenos, relámpagos y fuertes vientos, que soplaban con un gran silbido. Entonces el conejito Fito se acostó acurrucadito al lado de mamá y papá conejo.
A la mañana siguiente la tormenta ya había pasado y todos los habitantes del bosque salieron de las madrigueras para disfrutar de los primeros rayos del sol sentados sobre las rocas.
El conejito Fito, viendo a sus amigos, se acercó para compartir frutas y verduras con ellos.
Con esta actitud el conejito Fito perdonó a los que les habían lastimado, y también pidió perdón por su actitud rencorosa y vengativa.
Autora: María Abreu
Porque si perdonareis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial. (Mateo 6:14)
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