En un acogedor hormiguero
de tierra con muchas ventanitas vivía la hormiga Rita.
Muy temprano en la mañana
cuando apenas empezaban a salir los primeros rayos del sol todas las hormigas
salían del hormiguero a trabajar.
Unas iban hacia un árbol
y otras regresaban al hormiguero cargando ramitas y comida en sus mandíbulas.
Sin embargo, la hormiga Rita seguía acostada en su cama de algodón. Entre
bostezo y bostezo intentaba levantarse.
_ ¡Buuuuá! ¡Buuuuá! _ se
daba media vuelta y se quedaba dormida.
.....
Varias horas después la
hormiga Rita se levantó de la cama y acercándose a la ventana vio a las demás hormigas
trabajando.
_ ¡Qué pereza! _ dijo
entre bostezo y bostezo.
Aún en pijama se sentó en
una silla, comió un poco de cereal y cruzó los brazos para descansar.
Sin embargo, las demás hormigas seguían trabajando, haciendo
limpieza, preparando nidos y almacenando comida para el invierno en los túneles
subterráneos del hormiguero.
Pasaban los días y la
hormiga Rita continuaba levantándose tarde. Se asomaba a la ventana y desde
allí contemplaba a las demás hormigas que iban y venían cargando en sus
mandíbulas semillas, cereales y azúcar.
_ ¡Buuuuá qué pereza! _
dijo entre bostezos.
Se sentó en una silla,
comió un poco de cereal y luego cruzó los brazos para descansar.
Al rato se fue a la cama
a dormir un poco más. Al día siguiente se levantó tarde de la cama y
acercándose a la ventana, esta vez no vio a las hormigas trabajando como de
costumbre.
Sólo veía caer los copos
de nieve formados por pequeños cristales de hielo que cubrían la tierra con un
gran manto blanco.
Asustada porque no le
quedaba comida en la despensa corrió y se puso una cazadora y una bufanda para
salir a buscar alimentos.
Cuando abrió la puerta,
observó que la nieve blanca y esponjosa ya estaba compacta y lisa. Todo estaba
cubierto por el gran manto blanco de la nieve.
La hormiguita Rita con frío
y hambre decidió tocar las puertas de las casitas de las hormigas y extendiendo
las manos pedía comida.
Al final, la
hormiga Rita por no querer trabajar terminó pobre y mendigando.
Autora María Abreu
Perezoso, ¿hasta cuándo
has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño?
Un poco de sueño, un poco de dormitar, Y
cruzar por un poco las manos para reposo;
Así vendrá tu necesidad
como caminante, Y tu pobreza como hombre armado. (Proverbios 6: 10, 11, 12)