La
madre de Jean siempre vivía dando órdenes a su hijo.
Cuando
ella lo mandaba a recoger los juguetes, a ordenar la ropa, a que se
comiera toda la comida, a que a fregara los platos quería que Jean
lo hiciera todo en el momento en que ella lo pedía.
Una
tarde ante tantas órdenes seguidas su hijo Jean la miraba y la
escuchaba atentamente hasta que de pronto empezó
a buscar algo debajo de la cama, debajo de la mesa, debajo del sofá…
La
madre al ver que su hijo buscaba algo y que parecía que no lo
encontraba se acercó a preguntarle entre gritos:
_
¿Y ahora qué es lo que buscas?
_
¡Estoy buscando la paciencia. Creo que la
has perdido mamá!
Con
toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a
los otros en amor.(Efesios 4:2)
Autora:
María Abreu