El conejito Fito, está jugando en el bosque corriendo detrás de las libélulas y de las mariposas.
Entre saltos y saltos intenta atraparlas. De pronto le suenan unos gases y se toca la barriguita con las dos manos porque siente hambre.
En ese momento deja de perseguir a las libélulas y a las mariposas para acercarse a un manzano.
Con un par de saltos intenta agarrar una manzana, pero se da cuenta de que no puede ni siquiera tocarla.
Por ello, decide agarrarse del tronco del manzano para trepar el árbol. Subido en el manzano el conejito Fito logra agarrar una manzana y le da un mordisquito.
Comiendo la manzana, el conejito Fito se da cuenta de que tiene un diente flojo y, siente que el diente baila cuando lo toca con un dedo.
.... ...Baja del árbol de prisa, y cuando entra en su casita le explica a mamá coneja que tiene un diente flojo.
Mamá coneja, que estaba sentada en el sofá del salón viendo la tele, se levanta y se acerca a tocarle el diente al conejito Fito, y le explica que no tiene que tener miedo, porque es un diente de leche que tiene que caer, para que salga uno más fuerte.
El conejito Fito pone carita triste porque no quiere perder su diente.
Entonces mamá coneja le anima diciéndole que no debe ponerse triste, porque en el momento que su diente de leche se caiga debe colocarlo debajo de la almohada, para que en la noche el ratoncito Pérez se lleve el diente y a cambio de éste, le dejará un bonito regalo debajo de la almohada.
.... ...Al escuchar lo del regalo, al conejito Fito se lo sonrojó la carita de felicidad y anhelaba con mucho entusiasmo que su diente de leche se le cayera.
Al poco rato, el conejito Fito se fue a jugar a su habitación y volvió corriendo donde mamá coneja con el diente de leche en la mano, porque se le había caído.
Mamá coneja con una dulce sonrisa le entregó un pequeño cofre, para que metiera el diente de leche y lo pusiera debajo de la almohada.
El conejito Fito, con ojitos brillosos, y carita sonrojada de felicidad, metió el diente de leche en el pequeño cofre y se fue saltado a guardarlo debajo de su almohada.
Al llegar la noche, el conejito Fito cenó puré de verduras y un, yogur natural de postre y luego se fue a dormir con su pijamita de rayas.
Acostado en su cama, con el diente debajo de la almohada, esperaba despierto hasta altas horas de la noche, que llegara el ratoncito Pérez. Pero las horas seguían pasando y el conejito Fito finalmente se quedó profundamente dormido.
A la mañana siguiente, unos rayitos de sol que entraron por la ventana de su habitación lo despertaron. El conejito Fito dio un salto, y con mucho entusiasmo buscó debajo de la almohada y encontró un bonito regalo que le había dejado el ratoncito Pérez a cambio de su diente de leche.
El conejito Fito estaba tan contento que se pasó todo el día jugando con su bonito regalo.
Autora: María Abreu
Y dijo: De cierto os digo, que, si no os volvéis y os
hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. (Mateo 18: 3)
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