El niño Iván está sentado a la mesa cenando con sus padres. En el momento del postre Iván elige una manzana y al morderla se le cae un diente de leche.
_ Mira papá se me ha caído este diente de leche _ dice Iván con el diente en la mano.
El padre de Iván le mira y le felicita comentando:
_ Muy bien hijo, vamos a meter el diente en una pequeña cajita para que el ratoncito Pérez se lo lleve y te traiga un regalo.
A Iván le brillan los ojos de felicidad sólo de pensar que el ratoncito Pérez le traerá un regalo a cambio de su diente de leche, pero de pronto se siente preocupado y pregunta a su padre:
_ Quizás el ratoncito Pérez no me podrá traer el regalo esta noche.
_ ¿Por qué piensas eso hijo? _ preguntó el padre.
_ Por el coronavirus. Quizás le impedirán viajar por los contagios del coronavirus.
....... ....._ Hijo, yo creo que el ratoncito Pérez vendrá. Ven, vamos a guardar tu diente en esta cajita y pongámoslo debajo de la almohada.
Iván guardó el diente de leche en la cajita que le había dado su padre, pero seguía muy preocupado.
De esa manera se fue a dormir y puso su cajita con el diente de leche debajo de la almohada.
Pasaban las horas e Iván ahí acostado no podía dormir pensando que el ratoncito Pérez no vendría a llevarse su diente por lo del coronavirus.
Daba vueltas y vueltas en su cama sin dejar de pensar hasta que finalmente se quedó profundamente dormido.
A la mañana siguiente los rayos del sol, que asomaban por la ventana de su habitación lo despertaron.
Entonces Iván se levantó de la cama y rápidamente levantó la almohada llevándose una grata sorpresa.
El ratoncito Pérez se había llevado el diente de leche y le había dejado un bonito regalo.
Iván se sintió tan feliz, que no paraba de dar saltos y pasó todo el día jugando con su bonito regalo.
Autora María Abreu
Porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar.
Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. ( 1 Timoteo 6: 7-8)
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