En un una acogedora casita ubicada en las llanuras de un pequeño bosque vive el gatito Nino.
Una tarde después de haber jugado en la patio de la casa, mamá gata llama al gatito Nino para comer y le dice que debe lavarse las manos para que no se contamine del coronavirus.
El gatito Nino tenía tanta hambre que no obedece a mamá gata y rápidamente se sienta a la mesa y empieza a comer un rico pescado al horno
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El pescado esta tan rico que el gatito Nino no para de lamerse los dedos sin haberse lavado las manos.
Después de haber terminado de comer al gatito Nino empieza a entrarle el sueño de la siesta.
Con tanto sueño empieza a tocarse los ojos, la nariz y la boca entre bostezos. Así que se levanta de la mesa y se va a dormir.
Horas después se levanta de la cama y va dónde mamá gata que estaba sentada en el salón viendo la tele y le dice que se siente mal.
Mamá gata nota que el gatito Nino tiene fiebre, tos seca y cansancio. Y por ello sospecha que el gatito Nino se ha contagiado del coronavirus.
Mamá gata llama al hospital y se llevan al gatito Nino para ponerle un tratamiento.
Pasados unos días el gatito Nino se curó del coronavirus y le dieron el alta médica.
Cuando el gatito Niño llegó a casa miró a mamá gata a los ojos y le dijo:
_ Mamá, a partir de hoy te obedeceré siempre y me lavaré las manos todas las veces que sea necesario.
Mamá gata con mucha ternura abrazó a su pequeño gatito y le dio un beso.
Desde ese día el gatito Nino aprendió a lavarse las manos y a ser más higiénico.
Autora: María Abreu
Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, Y no dejes la enseñanza de tu madre.
(Proverbios 6:20)
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