Yo
miraba el cristal de la fuente sobre el agua
El agua mojaba toda la faz de su rostro
Una simple hoja seca, parece que dormía.
A mi lado un chiquillo de rostro muy hermoso
A rastras sus pasos con lentitud se movía.
Torna la vista en dirección la lanza a mis ojos
-¿Qué es lo que miras?- Oí cómo intrigado decía.
Chiquillo curioso, balbuceó el alma mía
Con cuatro añitos, ya te preocupa la vida.
-Solo miro esa hoja, débil, pequeña y vencida,
que sobre el agua parece luz amanecida.
La tiernecita mano sobre la fuente irrumpe
toma la hoja, y con gran tristeza descubre:
-Papi, me has engañado, no es cierto que esté seca
la hojita caída. Está mojada, mojadita.
Entonces sobre el niño se posó mi mirada,
-Bendita cabecita por Dios iluminada.
Por eso en este día retorna a mi memoria
La parte más tierna de aquella lejana historia.
Sigo mirando sobre la fuente de las aguas
Las formas en que caen las hojitas del alma.
Pablo
Reyes