Un pastor tenía un rebaño
de cien ovejas. Las conocía a todas y a cada una las llamaba por su nombre.
En la mañana el pastor
reunía a todas sus ovejas y las llevaba a la colina para que comieran ricas
hierbas.
En la tarde, de regreso a
casa, el pastor acostumbraba a contar a todas sus ovejas para comprobar que no
le faltaba ninguna. Pero un día, se dio cuenta de que le faltaba una.
Sabiendo que la ovejita
corría mucho peligro fuera del rebaño el pastor dejó las noventa y nueve y se
fue a buscar a la oveja perdida.
La buscó por las colinas,
por los prados, por el campo hasta que la encontró debajo de un arbusto herida
y temblando de frío.
El pastor se acercó a su
oveja, la abrigó en sus brazos, le vendó las heridas, y la llevó de regreso a
casa.
..........
Cuando las demás ovejas vieron
llegar al pastor con la oveja perdida se pusieron muy contentas.
PD: Jesús es tu pastor,
él te cuida, sana tus heridas y nunca, pero nunca te dejará solo.