Miguel es un adolescente
que vive con sus padres. Es despreocupado, le gusta la vida fácil y quiere
dormir todo lo que el cuerpo le aguante.
Cuando se junta con sus
amigos adolescentes Miguel se cree todo lo que le cuentan: nunca sospecha de nadie…, es fácil de seducir…, es fácil de engañar;
porque es un adolescente ingenuo.
Una noche aprovechando
que sus padres no estaban en casa, José llamó a Miguel y lo convenció para que
le ayudara a montar una tremenda fiesta en la casa.
Esa noche Miguel y su
amigo José estuvieron poniendo música súper alta, bebieron mucho y de vez en
cuando, por hacer una gracia, lanzaban botellas por la ventana de la casa.
Pasaron unos días y José
le ofreció tabaco a Miguel explicándole que fumar era bueno y que lo pondría súper
contento. Miguel creyéndole aceptó el cigarro.
Y así iba la vida de
Miguel, dejándose influenciar fácilmente por José. Lamentablemente Miguel no sabía distinguir el
peligro porque era un adolescente ingenuo.
Otro día cuando Miguel y
José se encontraban fumando unos cigarros en la esquina de la casa llegaron los
padres de José recriminándole su conducta rebelde.
Los padres castigaron a
José sin vacaciones de verano, sin dinero y sin salir de casa, todo ello delante
de Miguel. También lo amenazaron con mandarlo a un internado por su conducta
desobediente y rebelde.
Cuando Miguel escuchó
todos esos castigos se asustó mucho porque comprendió que no se podía ser rebelde y salirse con la
suya. Por eso se fue a su casa atemorizado.
Pero cuando Miguel llegó
a casa, sus padres lo estaban esperando. Estos le prohibieron rotundamente que
se juntara con José el rebelde para que no le arruinara la vida.
Desde ese día y con la
ayuda de sus padres Miguel aprendió a no dejarse influenciar por las malas
amistades.
PD: Castigue al rebelde para que el ingenuo aprenda que no se
puede ser desobediente y salirse con la suya. Recuerde que el ingenuo aprende con el ejemplo.
Autora: María
Abreu
No deje que sus hijos
tengan malas amistades, la biblia dice: No se dejen engañar: “Las malas
compañías corrompen las buenas costumbres” (1 Corintios 15:33)