Una mañana de primavera
el hada Rihana caminaba por el bosque para celebrar con sus amigas el día
de las hadas.
Un grupo de mariposas
que recogían el néctar de las flores para elaborar el dulce bebida de la fiesta
exclamaron:
_ ¡Rihana date prisa que
llegas tarde!
El hada levantó la mano
derecha en señal de saludo y luego comenzó a correr porque no podía volar.
Animada llegó al lugar de
la fiesta y sonrió cuando vio a los duendes y a los gnomos tocando los tambores.
También estaban las hadas de los bosques tomadas de las manos formando un
círculo mágico.
Suenan las gaitas, las
hadas comienzan a danzar y las mariposas ofrecen la dulce bebida con un
fantástico revoloteo. Las hadas circulan libremente, brindan y celebran la gran
amistad que las une.
Algunas hadas lloran de
felicidad. Sus lágrimas de alegría se convierten en diminutas piedras
de cristal y con ellas hacen collares que les recordarán el momento tan feliz
que han vivido.
Sin embargo, aquéllas se
fijaron que el hada Rihana lloraba de dolor y frustración. Al ver que sus
lágrimas no se convertían en piedras de cristal el hada Rocío se acercó a
preguntar:
_ ¿No entiendo qué
expresan tus lágrimas?
El hada Rihana la miró
por unos segundos y sin decir una palabra se sentó sobre los pétalos de las
rosas que adornaban el suelo y continuó llorando con la cabeza agachada.
Frente a esta situación
se hizo un silencio total… y el hada del bosque tomó la palabra para declarar:
_ Entiendo que todas
estén sorprendidas porque es la primera vez que vemos un llanto de dolor y
frustración.
_ ¡Creo que ese llanto
no es bueno!_ pronunció el hada Rocío.
_ Llorar de felicidad es saludable; y llorar de dolor y frustración también lo es_
explicó el hada del bosque
_ ¿Por qué?_
preguntaron las demás hadas asombradas.
_ Llorar de dolor y frustración te ayuda a
sacar las emociones negativas que hay en tu interior_ reveló el hada
del bosque
.
Al escuchar esta
explicación las hadas se acercaron amablemente al hada Rihana y ésta le contó que
tenía una herida en un ala que le impedía volar.
Por lo que todas las hadas empezaron a buscar una solución.
Fue entonces cuando una
mariposa se acercó ofreciendo un cofre con polvos mágicos de alas de mariposas
y se lo aplicaron a sus maltrechas alas.
Al instante, el hada
Rihana comenzó a curvar sus alas al compás del viento diciendo:
_ ¡Muchas gracias
amigas, estoy curada!
Las hadas se sintieron
tan felices que también curvaron sus alas y subidas sobre los pétalos de las
rosas danzaron al ritmo del sonido de las gaitas.
Autora: María
Abreu
El enjugará toda
lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni
dolor, porque las primeras cosas han pasado.
(Apocalipsis 21:4)
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