Una cálida tarde de
verano, el príncipe Marcos decidió cruzar los mares para llegar a un lejano
bosque en busca de su hermano el príncipe Gustavo. Éste dormía bajo un hechizo
dentro de un castillo suspendido en el aire en un solitario bosque.
El príncipe Marcos
navegó durante varias horas acompañado de dos soldados hasta que de repente
unos piratas asaltaron el barco. Ataron a los dos soldados y lanzaron al
príncipe Marcos al mar. Éste nadó hasta el cansancio intentando mantenerse en
la superficie para no ahogarse; pero las olas se levantaban cada vez más altas
y el viento soplaba fuerte.
En ese momento tres
sirenas jugaban entre las olas montadas a lomos de caballitos de mar. La sirena
Rina vio al príncipe ahogándose y gritó:
_ ¡Se está ahogando una
persona!
Rápidamente nadaron
hacia el lugar y soplaron sobre el príncipe una gigante burbuja transparente.
Inmediatamente Rina comenzó a tocar la lira, Sahira la flauta y Jarisna cantaba
para que de esta forma el príncipe Marcos cayera dormido bajo el embrujo de su
dulce canto.
Este
dulce canto escucha
Como
un tierno niño en su cuna
Duerme
bajo la dulce melodía
Que
mañana brillará un nuevo día
Duerme
que el azul del mar
Te
hará soñar y descansar
Duerme
que ya tienes en tus manos
El
descanso tan anhelado
No es
verdad que estás en peligro
Son
cuentos tristes que te han leído
Duerme
que alguien cuida tus sueños
No
creas que Dios está tan lejos
Después de haberlo
dormido dentro de la burbuja que se mantenía flotando sobre el agua Sahira
preguntó:
_ ¿Qué haremos con este humano?
_ ¡No sabemos!_ respondió la sirena Jarisna.
_ ¿Pero cómo habrá
llegado hasta aquí? ¡Casi muere ahogado!_ comentó la sirena Rina.
_ ¡Veo un anillo en su
dedo… creo que pertenece a la realeza!_ señaló la sirena Jarisna.
_ ¿Qué dices? ¿Será un príncipe?_ preguntó la sirena Rina.
_ ¡Es un príncipe! No sabemos qué habrá
pasado, tendremos que investigar _ expresó la sirena Sahira.
_ ¡Este príncipe es
hermoso!_ susurró la sirena Jarisna.
_ Llamemos a nuestro
dios marino Forcis, él nos dirá lo que
debemos hacer _ propuso la sirena Sahira.
Las tres sirenas
produjeron una corriente debajo del agua para comunicarse con su padre el dios
marino Forcis. Éste se les apareció en forma de una burbuja azul y les explicó
quién era el príncipe y por qué estaba en el mar.
Después de la
investigación las sirenas se reunieron y decidieron llevar al príncipe a la orilla
del mar cerca del bosque.
Cuando el príncipe
despertó, sólo recordó que unos piratas asaltaron su barco, pero no supo quién
lo llevó al bosque. La explicación más lógica que se dio a si mismo fue que había sido arrastrado por las olas del
mar.
Decidió caminar hacia
el bosque y abriéndose camino entre las ramas de los árboles escuchó de repente
el grito de una joven pidiendo auxilio.
Un león la quería atacar.
Un poco asustado y
desorientado, el príncipe Marcos desenvainó su espada y corrió hacia el lugar
de donde provenían los gritos y ahuyentó al león. Luego preguntó a la joven:
_ ¿Qué haces por aquí
sola?
_ Suelo caminar cada
tarde por este lugar. Lo conozco muy bien _ explicó la joven.
El príncipe le contó el
motivo por el que estaba en el bosque y la joven decidió ayudarlo a buscar a su
hermano el príncipe Gustavo.
Ambos caminaron por el
bosque durante varias horas hasta que al fin pudieron ver a lo lejos una
brillante luz. Corrieron hacia el lugar y descubrieron un castillo suspendido
en el aire.
Este no paraba de
girar, lo que les producía mareos. Segundos después un murciélago negro gigante
apareció frente a ellos preguntando:
_ ¿Qué miran par de tontos? Soy la bruja
Marileyda y fui yo quien convirtió a tu
hermano en piedra porque no se quiso casar con mi hija.
_ ¡Bruja malvada, yo
sacaré a mi hermano de ahí!_ gritó el príncipe Marcos.
_ ¿Dime cómo lo harás?_
preguntó la bruja entre risas.
_ ¡Yo puedo ayudarte
príncipe Marcos!_ interrumpió la joven Jarisna.
_ ¿Cómo lo harás? ¡El
castillo está muy alto! _ susurró el
príncipe Marcos.
_ ¡Llamaré a un
unicornio y subiré allí! ¡Encárgate tú
de la bruja mientras yo libero a tu hermano!_ suspiró la joven Jarisna.
_ ¡Gracias, así lo haré!_
dijo el príncipe Marcos.
Inmediatamente la joven
Jarisna silbó y llamó a un unicornio. Cuando subió a lo alto del castillo
intentó entrar, pero no pudo abrir la puerta. La malvada bruja aprovechó el
momento y envió varios murciélagos que lanzaron fuego provocando que el unicornio
descendiera muy asustado.
Al descender la joven
Jarisna subió al príncipe Marcos a lomos del unicornio y escaparon del lugar
rumbo a un mágico río de aguas transparentes. Una vez allí, sentados en la
orilla del río, la joven Jarisna le comentó:
_ ¡Creo que sé quién
puede ayudarlos a romper el hechizo!
_ ¿Quién puede
ayudarnos?_ preguntó el príncipe Marcos.
_ El hada de las rosas,
ella es quien mejor conoce a la malvada bruja _ respondió la joven Jarisna.
_ ¿Y dónde podemos
encontrarla?_ preguntó el príncipe Marcos muy esperanzado.
_En el jardín de las
rosas _ respondió la joven Jarisna.
En ese momento se
fueron en busca del hada de las rosas. Cuando llegaron al jardín se quedaron
atónitos por la belleza, olor y colorido de éste.
_ ¡He aquí el jardín de las rosas! ¡Es hermoso!_
dijo la joven Jarisna.
_ ¡No veo al hada! _
susurró el príncipe Marcos.
_ ¡Debe estar por aquí!
_ señaló la joven Jarisna.
A pasos lentos
caminaron con mucha curiosidad entre las flores del mágico jardín. De
pronto una enorme flor carnívora intentó
tragarse a la joven Jarisna.
_ ¡Auxilio! _ gritó.
_ ¡Aquí estoy,
tranquila!_ dijo el príncipe Marcos agarrando su espada y cortando la flor
carnívora.
_ ¡Gracias!_ exclamó la
joven Jarisna en medio de un suspiro.
_ ¡De nada Jarisna!
¡Este lugar es muy colorido! ¿Cómo encontraremos al hada de las rosas?
_ preguntó el príncipe Marcos muy preocupado.
_ Podemos preguntarle a
esas señoritas mariposas de lindos colores _ señaló la joven Jarisna.
_ ¡Muy bien,
preguntemos!_ comentó el príncipe Marcos.
_ ¡Hola señoritas mariposas! Estamos buscando
al hada de las rosas. ¿Nos pueden decir dónde podemos encontrarla? _ preguntó la
joven Jarisna.
_ ¿Me buscan a mí?_
curioseó el hada de las rosas de ojos verdes, abundante cabellera de color
rosa, delgada y con olor agradable.
_ Sí, señorita hada de
las rosas le buscamos a usted _ dijo el príncipe Marcos.
_ ¿En qué puedo
ayudarles? _ preguntó el hada de las rosas.
_ Soy el príncipe Marcos
y mi hermano el príncipe Gustavo está atrapado dentro de un castillo suspendido
en el aire convertido en una estatua de piedra. Una bruja malvada lanzó un
hechizo sobre él porque mi hermano no quiso casarse con su hija y no encuentro
la forma de romper ese hechizo. ¿Puede usted ayudarme por favor? _ preguntó el
príncipe Marcos muy angustiado.
_ Bueno… ese hechizo es
de la bruja Marileyda y es muy difícil romperlo, pero creo que hay una manera
de hacerlo _ comentó el hada de las rosas muy pensativa.
_ ¿Cuál es la forma? _
indaga el príncipe Marcos esperanzado.
_ Deben reunir seis piedras preciosas de color
azul. Dos de ellas se encuentran en el fondo del océano, dos en la cima de la
montaña llamada Mahú, y dos en el centro del bosque. Cuando reúnan esas seis
piedras deben formar un círculo con ellas en la tierra justamente debajo del
castillo donde está tu hermano convertido en piedra y luego debes decir estas
palabras mágicas:
Piedras del mar
Tu azul haz brillar
Piedras de montaña
Que no se pierda la llama
Piedras de tierra
Que este hechizo se pierda
En la lengua de la bruja Marileyda.
El hada de las rosas
continuó explicando:
_ Cuando vean que todas
las piedras formen un color azul intenso es que el hechizo se estará rompiendo
y que la bruja no podrá volver a practicarlo jamás. Pero deben tener cuidado,
encontrar esas piedras es muy peligroso.
_ ¡Gracias hada de las
rosas!_ dijeron mientras se montaban en
el unicornio.
_ ¿Qué piedras
buscaremos primero?_ preguntó el príncipe Marcos.
_ Yo pienso que es mejor
buscar las que están en las profundidades del mar _ expresó la joven Jarisna.
_ ¿Pero cómo lo
haremos? No tenemos bombonas de oxígeno para sumergirnos en el agua _ aseveró el
príncipe Marcos.
_ ¡Yo sé cómo hacerlo!
Espérame sentado en la orilla del mar mientras yo busco las piedras _ ordenó la
joven Jarisna.
_ ¡Te esperaré, pero
por favor, vuelve, te necesito! _dijo el príncipe Marcos esperanzado.
La joven Jarisna subida
en el unicornio voló por los cielos hasta desaparecer de la vista del príncipe
Marcos. Una vez lejos de él se lanzó al mar convirtiéndose en una hermosa
sirena de hermosos ojos azules, de larga y rubia cabellera.
_ ¡Por fin regresas hermana! _ exclamó la
sirena Sahira.
_ ¿Pudiste ayudar al
príncipe a encontrar a su hermano? _ preguntó la sirena Rina.
_ Aún no he podido, hay
que encontrar seis piedras azules _ explicó la sirena Jarisna.
_ ¿Pero dónde están
esas piedras? _ preguntó la sirena Rina.
_ Dos de ellas están
aquí en el fondo del mar, ustedes me ayudarán a encontrarla _ dijo la
sirena Jarisna.
Las tres sirenas: Rina,
Sahira y Jarisna nadaron y nadaron por diferentes lugares en las profundas
aguas del mar, pero no encontraban las
piedras.
_ ¡Tengo una idea! _
dijo la sirena Rina.
_ ¿Cuál es tu idea? _
preguntó la sirena Jarisna.
_ Entonemos uno de
nuestros cantos. De esta manera se activará la imaginación y así podremos saber dónde se encuentran esas dos
piedras azules _ explicó la sirena Sahira.
_ ¡Tienes razón,
hagámoslo! _ afirmó la sirena Jarisna.
Rina tocaba la lira,
Sahira tocaba la flauta y Jarisna
declamaba un poema.
Relájate y deja volar tu
mente
Frente a tu imaginación detente
Imagina mundos, situaciones diferentes
Salta por encima de tus horizontes
La imaginación es la fuente de los sueños
Y de ellos nosotros somos dueños
_ ¡Ya
sabemos dónde están las dos piedras azules! Se encuentran en el lugar de los
demonios de las profundidades. Se le llama así a ese lugar, porque allí se
encuentran unos calamares gigantes. Son criaturas voraces y carnívoras que se
desplazan a gran velocidad expulsando agua. Los seres humanos les tienen más
miedo que a los tiburones porque con sus fuertes tentáculos han destrozado
barcos _ explicó la sirena Jarisna.
Dicho
esto, las tres sirenas nadaron hacia el lugar de los demonios de las
profundidades. Cuando se estaban acercando al lugar se les presentaron unos
peces león con melena de espinas venenosas capaces de provocar una picadura
sumamente dolorosa.
_ ¿Qué
buscan las sirenas por nuestro territorio?
Por aquí no se puede pasar sin
nuestro permiso. ¡Ataquémoslas! _ ordenó el pez león jefe lanzando sus espinas venenosas contra ellas.
_ ¡Creo
que no podremos con esta bancada de peces león! _ gritó la sirena Rina mientras
nadaba intentando escapar.
_ Cantemos
nuestra canción para que duerman bajo nuestro embrujo _
exclamó la sirena Jarisna.
_ ¡Hagámoslo ahora! _ vociferó la sirena Sahira.
Este dulce canto escucha
Como un tierno niño en su cuna
Duerme bajo la dulce
melodía
Que mañana brillará un nuevo día
Duerme que el azul del mar
Te hará dormir y descansar
Duerme que ya tienes en tus manos
El descanso tan anhelado
No es verdad que estás en peligro
Son cuentos tristes que te han leído
Duerme que alguien cuida
tus sueños
No creas que Dios está
tan lejos
En
ese mismo instante los peces león quedaron profundamente dormidos y las sirenas
continuaron nadando hacia las profundidades donde vivían los calamares gigantes.
Cuando
llegaron a las profundidades del mar, por debajo del alcance de los rayos del
sol, la oscuridad reinaba en el lugar. Era muy difícil ver los arrecifes donde
estaban las piedras escondidas.
Todo
era silencioso, frío y oscuro, por lo que las sirenas tomaron la decisión de
llamar a una medusa peine. Esta
alumbraba en la oscuridad con sus luces azul y verde produciendo una especie de
arco iris.
_
¡Cuidado! _ gritó la sirena Rina al ver que unos calamares gigantes se estaban acercando dispuestos a atacar.
Seguidamente
las sirenas entonaron un dulce canto y los dejaron dormidos. Después de esto, comenzaron a buscar las dos
piedras azules hasta que por fin las encontraron debajo de un arrecife de
coral.
Con
las dos piedras azules en sus manos las sirenas se marcharon a la cueva de las
sirenas montadas a lomo de los caballitos del mar.
Luego
la sirena Jarisna nadó hacia la superficie y llamó al unicornio que la llevó a la orilla del mar convertida en una
hermosa joven. Una vez en la arena caminó hacia donde había dejado al príncipe
Marcos y le entregó las dos piedras azules.
_ ¡Gracias
Jarisna, lo conseguiste! _ dijo el
príncipe Marcos mientras suspiraba.
_ Ahora
nos toca buscar las piedras que están en la cima de la montaña Mahú; pero iremos
en la mañana _ meditó la joven Jarisna.
Al
día siguiente se levantaron muy temprano. Caminando rumbo a la montaña disfrutaban
del cantar de las aves, del silbido del viento, del murmullo de las hojas de
los árboles y diferentes sonidos de los animales. Iban buscando las piedras debajo
de las rocas y en los troncos de los árboles.
_ Aquí
sólo hay árboles,
plantas, animales, aves, reptiles…, pero las dos piedras azules no
las encontramos _ expresó el príncipe
Marcos enojado.
_ ¡Creo
que hay algo en ese árbol!_ señaló la joven Jarisna.
_ ¡Parece
un nido, subiré a ver! Espérame aquí
abajo _ dijo el príncipe Marcos.
Cuando
subió al árbol descubrió un nido con tres gigantescos huevos. Y entre los
huevos encontró las dos piedras azules. Muy entusiasmado comenzó a bajar del
árbol pero en ese instante se acercó una gigantesca ave de ojos rojos, con
cuatro alas, cuernos, garras y pico muy afilados. Y comenzó a atacar al
príncipe.
La
joven Jarisna observaba el panorama desde abajo y gritaba:
_ Príncipe, intenta esquivar al ave protegiéndote
con las ramas del árbol. Ella piensa que le estás cogiendo sus huevos, quizás por eso te ataca.
_ ¡Creo
que no lo voy a lograr! Te lanzaré las piedras e intenta tú rescatar a mi
hermano. Dile que lo quiero mucho y a mi padre también _ gritó el príncipe Marcos
moviéndose entre las ramas.
Al
escuchar esto, la joven Jarisna produjo un silbido y llamó al unicornio.
Inmediatamente subió en su lomo volando
a la altura del árbol y rescatando al príncipe.
_ ¡Menos
mal que has llegado a tiempo! ¡Nunca he visto una cosa como esa! _ manifestó el
príncipe Marcos.
_ ¡Aún
no estamos a salvo, ese monstruo nos está persiguiendo! _ reveló la joven Jarisna.
Ambos idearon un plan con el unicornio, dejaron que el ave se acercara y girando a la derecha la
hirieron en una de sus cuatro alas hasta que cayó al suelo.
_ ¡Uf,
qué susto! Menos mal que ya estamos en tierra otra vez _ suspiró el príncipe
Marcos.
_ Ahora
vayamos al centro del bosque en busca de las dos últimas piedras _ dijo la
joven Jarisna.
Creo
que necesitamos un poco de energía. Comamos un poco de frutas para seguir
nuestro camino _ expresó el príncipe Marcos.
Mientras
comían el príncipe con gran curiosidad
preguntó:
_ ¿De dónde vienes y dónde vives Jarisna?
_No
importa de dónde vengo ni quién soy, sólo quiero ayudarte a encontrar a tu
hermano _ confesó la joven.
_Es
que tienes una belleza única, el azul de tus ojos es el mismo azul del mar _ explicó
el príncipe Marcos.
_ ¡Gracias
príncipe!_ dijo la joven Jarisna tímidamente.
_Mi
padre debe estar preocupado por mi hermano
y por mí; pero no regresaré a casa sin él. También estoy preocupado por
mis dos fieles soldados. Se los llevaron los piratas y parece que a mí me
lanzaron al mar… no sé... Sólo espero que estén bien _ explicó el príncipe
Marcos melancólicamente.
_
¡Tranquilo príncipe, ellos regresarán, ya
lo verás! Continuemos en la búsqueda de las dos piedras que nos faltan _
decidió la joven Jarisna mientras miraba los ojos marrones de aquel hermoso
príncipe.
Mientras
caminaban un conejito blanco y simpático
se les acercó preguntado:
_ ¿En
qué puedo ayudarles humanos?
_
Estamos buscando dos pequeñas piedras azules de forma ovalada. ¿Sabes dónde la
podemos encontrar? _ preguntó la joven Jarisna.
_
¡Claro que sé! Yo vi cuando la bruja Marileyda las enterró en la entrada de una
cueva aquí cerquita. Acompáñenme que les mostraré dónde están enterradas _ dijo
el conejito blanco.
Cuando
iban caminando por el silencioso bosque un espantoso ruido rompió el silencio
violentamente.
_ ¿De
dónde viene ese horrible sonido? _ preguntó el príncipe Marcos.
_
¡Creo que viene de la cueva! _ respondió la joven Jarisna.
Una enorme
serpiente transparente, con los ojos
por dentro de la piel salía de la cueva.
_ ¿Qué
clase de serpiente es esa? ¡Es horrible!_ clamó el príncipe Marcos.
_ ¡Debe ser obra de la bruja! ¡La serpiente se
acerca! _ gritó la joven Jarisna aterrorizada.
Rápidamente
el príncipe desenvainó su espada y
comenzó a luchar con la serpiente.
_
Príncipe, la
serpiente tiene los ojos dentro de la piel, no puede ver con la luz del sol _ explicó la
joven Jarisna entre gritos:
_ ¡Es cierto!_ clamó el
príncipe Marcos.
Y manejando rápidamente su espada le cortó la cabeza.
Cuando
se repusieron del susto, continuaron cavando en la tierra hasta que por fin encontró
las dos últimas piedras que faltaban.
_ ¡Ya
la tenemos, salgamos de este lugar y vayamos a por mi hermano!_ dijo el
príncipe Marcos felizmente.
Ambos
dieron las gracias al conejito y se marcharon corriendo por todo el bosque hasta llegar al castillo brillante
suspendido en aire.
_
¡Veo que han vuelto! Ya les he dicho que no podrán contra mi hechizo. ¡Lárguense
de aquí! _ chilló la bruja Marileyda.
_ ¡He
venido a por mi hermano y no me iré sin él! _dijo el príncipe Marcos.
_Ya
te he dicho que tu hermano quedará bajo mi embrujo para siempre, por no querer
casarse con mi adorada hija _ gruñó la bruja Marileyda.
El
príncipe Marcos se acercó al oído
de la joven Jarisna y le dijo en secreto:
_ Yo
distraigo a la bruja y tú te colocas debajo el castillo formando el círculo con
las seis piedras azules.
.
_ ¡Así
lo haré! _ susurró la joven Jarisna. Y rápidamente se posicionó debajo del castillo
suspendido en el aire mientras que el príncipe distraía a la bruja conversando
con ella:
_
¿Dónde está tu hija, bruja malvada? _ preguntó el príncipe Marcos.
_ Está en su
cueva, esa es su morada. ¡Lárgate
de aquí, tu presencia no me gusta! _ dijo la bruja mientras volaba alrededor del castillo en forma de murciélago
negro.
_ Te
dije que no me iría sin mi hermano _ determinó el príncipe Marcos.
En
ese momento la joven Jarisna ya había formado el círculo con las seis piedras
azules debajo del castillo y gritó:
_ Príncipe
Marcos hay que decir las palabras mágicas:
Piedras de mar
Tu azul haz brillar
Piedras de montaña
Que no se pierda la llama
Piedras de tierra
Que este hechizo se pierda
En la lengua de la bruja Marileyda.
Seguidamente
el castillo cayó del aire, las puertas se abrieron y por una de ellas salió el príncipe Gustavo,
alto, fuerte, pelo y ojos negros.
_
¡Hermano… hermano mío estás vivo! _ gritó el príncipe Marcos con lágrimas en los
ojos de felicidad.
_ ¡Si
hermano aquí estoy, vivo! Esa malvada bruja me lanzó un hechizo porque no
me quise casar con su horrenda hija _ explicó el príncipe Gustavo.
_ ¡Me
la pagarán, estúpidos príncipes! _ gritó la bruja lanzando
fuego por su boca. Y con un extraño sonido invocó a todos sus murciélagos rodeando a los
príncipes y a la joven Jarisna.
En
ese instante apareció el hada de las rosas acompañada de un sinfín de aromáticas flores diciendo:
_ ¡Ya
está bien bruja malvada, deja ir a los príncipes en paz!
_
¡Eso nunca!_ gritó la bruja Marileyda muy enojada.
El
hada de las rosas ordenó a todas sus flores que lanzarán polen a la bruja y a sus murciélagos.
El
polen salía de las flores en diminutas células en forma de huevo, provocando a la
bruja y sus murciélagos picor de nariz y ojos, lagrimeos, estornudos, arenillas
en los ojos, cansancio, depresión, fiebre y tos.
Con
todos estos síntomas la bruja volvió a su estado natural. Era una vieja fea,
arrugada, de nariz corta, delgada, mirada caída, y vestido largo y rojo.
_
¿Por qué me haces esto hada de las rosas? _gritó la bruja mientras se marchaba
a su cueva caminando cabizbaja y
rascándose la nariz con grandes estornudos.
_ ¡Gracias
hada de las rosas! _ dijeron los
príncipes.
_Tranquilos
príncipes, para mí ha sido un placer ayudarles, son muy valientes _ dijo el hada
de las rosas.
_ ¡Hasta
luego hada de las rosas y gracias por todo!_ expresaron los príncipes mientras
se marchaban dirigiéndose a la orilla del mar.
Mientras
se acercaban a la orilla del mar se preguntaban cómo llegarían a la Ciudad Real
sin un barco. El príncipe Marcos se encontraba muy pensativo al respecto.
De
repente, a lo lejos, vieron un pequeño barco con dos hombres que se acercaban llamándoles
por sus nombres:
_ ¡Príncipe
Marcos, príncipe Gustavo! ¿Cómo están? Somos sus soldados. Habíamos sido
capturados por tres piratas pero finalmente los vencimos.
_ ¡Es
una alegría soldados que hayan podido salir con vida de esos malvados piratas!
_ dijo el príncipe Marcos.
_ ¡Gracias
fieles soldados, ahora marchémonos a
la Ciudad Real! _ expresó el príncipe Gustavo.
En el
momento de marcharse, el príncipe Marcos se acercó a la joven Jarisna diciendo:
_ ¡No
te dejaré, vienes con nosotros! ¡Yo siento que te quiero!
La joven Jarisna se quedó en silencio por un
momento mirando al príncipe a los ojos y le expresó:
_ Tengo
un lindo sentimiento en mi corazón que nunca antes lo había sentido.
_
¡Ven conmigo y serás mi esposa, te convertiré en mi princesa! _ dijo el príncipe
Marcos.
_Ve
con tu hermano y con tus soldados que luego yo subo al barco _ susurró la
joven Jarisna.
_ ¿Pero cómo lo harás? _ preguntó el príncipe
Marcos.
_ Yo los alcanzaré subida a lomos del
unicornio, pero primero debo hacer algo _ explicó la joven Jarisna.
_ ¡Bien, bella mujer, te esperaré!_ suspiró el
príncipe Marcos mientras se marchaba.
Los
dos príncipes y sus soldados comenzaron a navegar mar adentro. Cuando la joven Jarisna vio que se alejaban se lanzó
al mar convirtiéndose en sirena y se marchó a la cueva de las sirenas donde
estaban sus hermanas esperándola.
_ ¡Hola
Jarisna! ¿Pudieron reunir las seis piedras y romper el hechizo?_ preguntó la sirena Rina.
_ Sí hermanas,
ya el príncipe está reunido con su hermano y están navegando rumbo a la Ciudad
Real _ respondió la sirena Jarisna.
_ ¡Te
veo feliz!_ dijo la sirena Sahira.
_ ¡Sólo
vine a despedirme, las quiero mucho! Siempre vendré a verlas y como siempre
jugaremos y cantaremos en el mar. Seré humana pero también sirena_ se despidió
la sirena Jarisna.
_ ¡Nos
alegra querida hermana, ve con el príncipe… ya sabes, aquí te esperaremos!
Las
tres sirenas montadas a lomos de caballitos de mar nadaron por debajo de las
aguas hasta alcanzar el barco. La sirena Sahira comenzó a tocar la flauta, Rina
la lira y Jarisna comenzó a cantar:
Este dulce canto escucha
Como un tierno niño en su cuna
Duerme bajo la dulce
melodía
Que mañana brillará un nuevo día
Duerme que el azul del mar
Te hará dormir y descansar
Duerme que ya tienes en tus manos
El descanso tan anhelado
No es verdad que estás en peligro
Son cuentos tristes que te han leído
Duerme que alguien cuida
tus sueños
No creas que Dios está
tan lejos
De esta manera durmieron a los príncipes y a sus dos
soldados bajo su bella y melodiosa voz. La
joven Jarisna subió al barco y éstos despertaron sin descubrir el secreto.
_ ¡Me
alegra que hayas venido Jarisna! _ dijo el príncipe Marcos con una dulce sonrisa
en los labios.
_ ¡Había
prometido que vendría y aquí estoy!_ expresó la joven Jarisna con una dulce sonrisa en sus labios rosados.
Autora: María Abreu
Leer el capítulo II El príncipe y la sirena, Capítulo II
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