Con los primeros rayos
del sol, todas las aves se despertaron a saludar la aurora. De pronto una melodía
las hace sentirse confundidas.
Con voz suave y
sostenida, un
ruiseñor canta su gran nota musical.
Algunas aves callan escondidas entre las hojas de los árboles y otras se quedan con el pico abierto.
Algunas aves callan escondidas entre las hojas de los árboles y otras se quedan con el pico abierto.
Curiosas, intentan
descubrir quién es capaz de cantar con tanta riqueza musical.
_ ¡¡Choki-chokichoki…!!_
entonaba el ruiseñor.
_ ¡Ese tono es rápido y alto! _murmura un
jilguero.
_ ¡¡Píu-píupíu…!!_
cantaba de nuevo el ruiseñor.
_ ¡Y esa otra
entonación es aguda y altísima!_ susurra un petirrojo.
Las aves curiosas
iniciaron su aleteo y salieron de entre los árboles para descubrir quién era
que cantaba con tanta majestuosidad y descubrieron al ruiseñor gorjeando, posado sobre una rama. Algunas quedaron admiradas y otras envidiosas.
En fin, y es que el arte no deja indiferente a nadie …
Autora: María
Abreu
Según
cada uno ha recibido un don {especial}, úselo sirviéndoos los
unos a los otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. (1
Pedro 4:10- 11)