Pinocho, segunda parte
_ Ya sabía yo que
mucho había tardado Blancanieves
en comerse la manzana. Y menos mal que no le dio tiempo de convencerme para que comiera de ese fruto prohibido_ especuló el príncipe felizmente.
Pinocho
y el príncipe dejaron a Blancanieves tirada en el manzano y se marcharon
del lugar con mucha hambre. Luego hicieron una parrillada y se comieron a los
tres cerditos. Y para no aburrirse, le pusieron nombres a cada animal desconocido, pero en el fondo se sentían solos.
_ ¡Echo de menos
a Blancanieves, era muy bella, dulce y frágil_ se lamentaba el príncipe.
_No le hagas
caso a esos sentimientos, es pura lástima y eso te hace ser débil_ expuso
Pinocho muy pensativo.
Segundos después
se apartó del príncipe y se escondió detrás de un árbol, agarró su teléfono móvil
y llamó a la malvada bruja:
_ ¡Hola amiga
bruja, ya he cumplido tu plan! ¿Tanto te molestó que Blancanieves fuera más
bella que tú?
_ No, en este
caso no me molesta. ¡Sólo me divierto un poco!_ respondió la bruja entre risas.
_ ¿Y por qué la
convertiste en una manzana, luego hiciste
que el príncipe la mordiera y ahora la has matado?_ preguntó Pinocho muy
confundido.
_ Porque no quiero que
el príncipe descubra el amor y tampoco quiero que tú descubras la verdad.
Porque la verdad hace que las personas sean libres y el amor lleva consigo el
perdón _ explicó la malvada bruja furiosa.
Pinocho
sorprendido sintió la curiosidad de conocer la verdad y la curiosidad de saber
cómo sería el príncipe si llegara a conocer el amor. Así que no se lo pensó dos
veces, colgó la llamada y se fue a hacerle una pregunta al príncipe:
_ ¿Príncipe, qué
sientes por Blancanieves?
_ ¡Siento
lástima porque ha muerto! _ respondió el
príncipe.
_ ¿Sabes qué es
el amor? _ preguntó Pinocho muy inquieto.
_ ¿El amor? ¿Qué
es eso? _ preguntó el príncipe confundido.
_ No lo sé, pero
tenemos que descubrirlo…, tengo una idea_ dijo Pinocho.
_ ¿Cuál es tu
idea? _ preguntó el príncipe.
_Tengo un amigo
que antes era ladrón y conoció a un hombre sabio y ya dejó de robar. Él nos puede
ayudar a encontrarlo para que nos diga qué es el amor y qué es la verdad.
_ ¿Y quién es
ese amigo? _ preguntó el príncipe.
_ Ese amigo es el gato con botas_ respondió
Pinocho a la vez que agarraba su teléfono móvil para hacerle una llamada
perdida porque no tenía saldo suficiente.
El gato con
botas le devolvió la llamada y Pinocho le contó parte de lo sucedido y quedaron para verse a la orilla del río al Norte
del jardín.
Pinocho y el
príncipe se subieron en un asno y se marcharon al Norte hasta que se
encontraron con el gato con botas.
_ ¡Hola
príncipe! Bájate de ese asno, lo primero que debes saber es quién eres
realmente. Ven súbete en uno de estos caballos, eres un príncipe_ ordenó el
gato con botas.
_ ¡Gracias
amigo! _ dijo el príncipe a la vez que se subía en el caballo.
_ ¿Y
Blancanieves por qué no vino? _ preguntó el gato con botas.
_ Blancanieves
se quedó echándose una siesta debajo de un manzano_ respondió Pinocho
tranquilamente.
_ ¡Veo que te
crece la nariz al decir eso!_ indicó el gato con botas entre dudas.
_ Eso no es
cierto. Blancanieves está muerta porque comió del fruto prohibido, y menos mal
que murió antes de seducirme a que lo comiera_ explicó el príncipe aliviado.
_ ¿Pero tú quién
piensas que eres? Eres un príncipe, no eres Adán y Blancanieves no es Eva. Ella
simplemente ha comido la manzana envenenada de la malvada bruja_ le reprochó el
gato con botas.
_ Pues yo
pensaba que lo era, porque me dormí en
el suelo y cuando desperté me encontré con ese manzano sospechoso y le tenía
mucho miedo_ dijo el príncipe confundido.
_ El miedo hace
ver cosas que no son. Vete ahora mismo en el caballo y trae a Blancanieves, la
llevaremos donde el hombre sabio para que nos ayude con todo esto_ dijo el gato con botas preocupado.
El príncipe se
marchó en su caballo hacia el manzano en busca de Blancanieves la cogió en sus
brazos y al llegar nuevamente al Norte
dijo:
_ ¡Aquí está
Blancanieves! ¿Ahora qué hacemos?
_ Subir a la
montaña en busca del hombre sabio_ respondió el gato con botas en medio de un
suspiro.
Cuando subieron
a la montaña encontraron al hombre sabio incendiando una zarza.
_ ¡Hola hombre
sabio! Quiero pedirte el favor de que ayudes a mis dos amigos a conocer la
verdad y el amor_ comentó el gato con botas un poco cansado.
El hombre sabio
se acercó a ellos y con voz dulce les dijo:
_Pinocho, al
llegar a mí, ya has conocido la verdad, ahora sólo debes seguirla. En cuanto a
ti joven príncipe, ya el amor está en tu corazón, sólo debes comenzar a amar.
_ ¡Gracias
hombre sabio, pero también quiero que me hagas el favor de resucitar a
Blancanives _ señaló el príncipe preocupado con Blancanieves entre sus brazos.
_ Eso te
corresponde hacerlo a ti. ¡El amor todo lo puede!_ dijo el hombre sabio a la
vez que daba la espalda y se marchaba.
Minutos después
todos bajaron de la montaña preocupados porque no sabían cómo resucitar a
Blancanieves.
Cansados, se
sentaron debajo de un árbol y el príncipe encontró un colgante en el suelo con
el corazón del soldadito de plomo.
Luego miró con ternura a Blancanieves y
dijo:
_ ¡Te quiero!
Después se
acercó y le dio un beso. En ese mismo instante Blancanieves resucitó y el
príncipe le regaló el colgante como símbolo de su amor.
_ ¡Está viva,
está viva! _ gritaban saltando de felicidad el gato con botas y Pinocho ya con
su nariz en su estado natural.
En ese mismo instante el espejo de la malvada
bruja se rompió en mil pedazos. Y al no tener a quien manipular, se aburría en
gran manera, hasta que al final murió porque no soportó que reinara la verdad y
el amor.
El príncipe y
Blancanieves se casaron y tuvieron siete
enanitos. Pinocho y el gato con botas
jugaban con ellos y todos fueron muy felices.
Fin
Autora: María Abreu
Autora: María Abreu