Un pequeño ciervo bebía
agua fresca a la orilla de un río y al percatarse de que un malicioso cocodrilo
se estaba acercando a la orilla echó a correr.
_ ¡Miedoso, miedoso!_
le gritaba el cocodrilo.
El pequeño ciervo
que aún huía con destreza le vociferó:
_ ¡El miedo alertador es dueño de la seguridad!
Fin
Autora: María
Abreu
El prudente ve el mal y se esconde, pero los ingenuos pasan y
reciben el daño. (Proverbios 22:3)
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