Una botella de cristal
que antes estaba llena de agua de pronto se encontró vacía dentro del cubo de
la basura. Allí dentro, se topó con una hoja de papel y después de mirarla por
un momento se presentó:
_ ¡Hola, mi nombre es Margarita!
_ ¡Encantada, el mío es
Blanquita!_ Expresó la hoja de papel.
La botella de cristal
estaba vacía y la hoja de papel estaba manchada y arrugada. Ambas se sentían con
la vida en un hilo dentro del cubo de la basura. De repente…, una voz rompió el
silencio.
_ ¡Hijo, tienes que
aprender a reciclar, no puedes echar la botella y el papel en un mismo cubo! ¡Hay
que separarlas!
_ ¡No por favor, nos
van a separar! ¿Qué harán con nosotras? _ preguntó la botella de cristal.
_ ¡Tranquila, he
escuchado que nos van a reciclar!_ explicó la hoja de papel.
_ ¿Nos van a matar?_
indagó la botella de cristal muy asustada.
_ Simplemente nos van a reciclar. Es como… someternos a un
tratamiento para darnos una segunda vida con el mismo uso o con otro distinto.
En ese mismo instante
la conversación fue interrumpida por la mano de un niño que metió la mano en el
cubo y separó la botella de la hoja de papel. Al verse separadas ambas se
sintieron tristes pensando que nunca más se volverían a ver.
Pasado un tiempo, un
joven colocó una botella de vino sobre una mesa, luego puso una rosas, y
finalmente una hoja de papel al lado de la botella de vino.
_ ¡No me lo puedo
creer! ¡Eres Blanquita, la hoja de papel que estaba conmigo dentro del cubo de
basura!_ clamó la botella de cristal muy emocionada.
_ ¡Y tú eres Margarita
la botella de cristal! ¡Te han dado una
nueva forma, ahora eres una botella de vino!_ exclamó la hoja de papel.
De repente el joven se
sienta en la mesa, se toma un trago de vino de la botella y luego saca una pluma
de tinta negra y
comienza a escribir sobre la hoja de papel.
_ ¡No…, no permitas que
te manchen con palabras…!_ gritó la botella de vino.
_ ¡Margarita, debes
aprender que… Lo que nos da valor es lo
que llevamos dentro! _ exteriorizó la hoja de papel.
Autora: María
Abreu
Así como en el agua se refleja el rostro, también
en el corazón se
refleja el hombre. (Proverbios
27:19)
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