Cuentos clásicos

domingo, 20 de noviembre de 2016

La figura siniestra


Un hombre siniestro fuma un cigarro y exhala una columna de humo en la penumbra. Impaciente espera a un angelito de la oscuridad que llega nervioso expresando:

_ ¡Buenas noches amo!

El hombre siniestro abre la boca, deja escapar una nube de humo y reclama:

_ Mmmm…_ casi llegas tarde.

El angelito de la oscuridad afirma con la cabeza y luego confiesa:

_ ¡Amo, necesito tu ayuda!

_ ¿En qué puedo ayudarte?_ pregunta el hombre siniestro con voz rasgada.

_ Es que he visto que las personas tienen sueños en la vida, trabajan para hacerlo realidad y luego tienen éxito. Eso me da envidia, no quiero que sean felices amo.

Al escuchar estas palabras, el hombre siniestro escupe una columna de humo y empuña un cofre tenebroso.  Luego lo abre y muestra un arma potente y poderosa.

_ ¿Amo, qué es eso?

_ “El desánimo” _ responde la figura siniestra con voz retumbante.

_ ¿Por qué el desánimo amo?_ consulta el angelito de la oscuridad con voz baja.

_Porque el desánimo roba la fuerza y la autoestima. Y puede llevar a la depresión_ revela la figura siniestra.

_ ¡Ah! Entonces el desánimo es lo que hace que las personas abandonen sus sueños.

La figura siniestra asiente con la cabeza…, luego le entrega el arma al angelito de la oscuridad indicándole hacia dónde tiene que volar.

Ardiendo de envidia el angelito de la oscuridad comienza a volar sobre las personas que quieren lograr sueños.

Cuando estos sueños se elevan altos, el angelito de la oscuridad se pone muy furioso y lanza el dardo del desánimo atrapando los sueños por colores, formas y tamaños…

Amiguito, cuál de estas dos acciones elegirías para rescatar tu sueño:

¿Te levantarías con todas tus fuerzas y lucharías por tus sueños?  ¿U orarías a Jesús para que te dé fuerzas y destruya al angelito de la oscuridad?

PD: No dejes que nadie atrape tus sueños, porque en ellos puedes encontrar tu destino.

Autora: María Abreu

Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo. (Isaías 41: 13)




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