Un hombre siniestro fuma
un cigarro y exhala una columna de humo en la penumbra. Impaciente espera a un
angelito de la oscuridad que llega nervioso expresando:
El hombre siniestro
abre la boca, deja escapar una nube de humo y reclama:
_ Mmmm…_ casi llegas
tarde.
El angelito de la
oscuridad afirma con la cabeza y luego confiesa:
_ ¡Amo, necesito tu
ayuda!
_ ¿En qué puedo
ayudarte?_ pregunta el hombre siniestro con voz rasgada.
_ Es que he visto que las personas tienen
sueños en la vida, trabajan para hacerlo realidad y luego tienen éxito.
Eso me da envidia, no quiero que sean felices amo.
Al escuchar estas
palabras, el hombre siniestro escupe una columna de humo y empuña un cofre tenebroso. Luego lo abre y muestra un arma potente y
poderosa.
_ ¿Amo, qué es eso?
_ “El desánimo” _ responde la figura siniestra con voz retumbante.
_ ¿Por qué el desánimo
amo?_ consulta el angelito de la oscuridad con voz baja.
_Porque el desánimo roba la fuerza y la autoestima.
Y puede llevar a la depresión_ revela la figura siniestra.
_ ¡Ah! Entonces el desánimo es lo
que hace que las personas abandonen sus sueños.
La figura siniestra asiente
con la cabeza…, luego le entrega el arma al angelito de la oscuridad indicándole
hacia dónde tiene que volar.
Ardiendo de envidia el
angelito de la oscuridad comienza a volar sobre las personas que quieren lograr
sueños.
Cuando estos sueños se
elevan altos, el angelito de la oscuridad se pone muy furioso y lanza el dardo del
desánimo atrapando los sueños por colores, formas y tamaños…
Amiguito, cuál de estas
dos acciones elegirías para rescatar tu sueño:
¿Te levantarías con
todas tus fuerzas y lucharías por tus sueños? ¿U orarías a Jesús para que te dé fuerzas y
destruya al angelito de la oscuridad?
PD: No dejes que nadie
atrape tus sueños, porque en ellos puedes encontrar tu destino.
Autora: María
Abreu
Porque yo Jehová soy tu
Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo. (Isaías
41: 13)
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