Un ratón cansando de
ser perseguido por los gatos y de ser rechazado por las personas de la ciudad
decidió coger su maleta, ponerse su sombrero y mudarse al bosque.
Allí se hizo amigo de
un tigre que era soberbio y de carácter rebelde. Éste muchas veces
manipulaba al ratón para que lo acompañara a la orilla del río porque quería
contemplar su hermosa imagen reflejada en el agua. Le deleitaba ver su pelaje
color naranja y sus rayas en tono marrón oscuro. ¡Presumía de belleza!
También lo utilizaba
para divertirse tirándolo al suelo con su gran cola. El ratón con su naturaleza
escurridiza a veces quería evitarlo pero como le tenía miedo dejaba que se
divirtiera a su costa. ¡Aunque le hiciera daño!
Se sentía atrapado bajo
la voluntad del tigre y evitaba las discusiones. Una tarde éste le pidió que lo
acompañara a las afuera del bosque a lo que el ratón le respondió que era
peligroso.
La rebeldía del tigre
muchas veces le llevaba a extremos peligrosos y obligó al ratón a ir con él con
la excusa de que tanta tranquilidad le aburría.
Mientras disfrutaban
del paseo unos cazadores por sorpresa dispararon al tigre el cual cayó dormido
y aprovecharon para encerrarlo en una gran jaula de madera. El ratón había
corrido sin ser visto y permanecía escondido subido a un árbol.
Los cazadores dejaron
al tigre enjaulado con la intención de regresar en la madrugada para llevárselo
a la ciudad y luego venderlo.
Ante esta situación el
ratón comenzó a pensar que había llegado la oportunidad de librarse de la
manipulación del tigre y dejar atrás todos sus miedos. ¡Era la hora de ser
libre!
Entonces empezó a bajar
del árbol lo más rápido que podía, pero al escuchar el despertar y los rugidos
del tigre se asustó y resbaló cayendo al suelo. Ahí se quedó por unos instantes
para mirar y disfrutar del encierro y la angustia del tigre…, pero finalmente
sintió compasión. ¡No podía dejarle abandonado!
Corrió y subió a la
jaula y comenzó a roer el tablón de madera que servía para cerrar la puerta
hasta que consiguió devorarlo por completo. Respiró profundamente por unos
segundos y luego gritó:
_ ¡Ya estás libre!
¡Corre, disfruta de tu libertad porque puede ser que mañana te la roben!
El tigre asustado y con
lágrimas en los ojos echó a correr a toda prisa hacia el interior del bosque.
Al día siguiente cuando
los cazadores encontraron la jaula vacía comprendieron que el tigre se había
escapado y se marcharon entendiendo que perseguirle dentro del bosque era muy
peligroso para ellos.
En aquel momento el
ratón comenzó a disfrutar de su tranquilidad. Se sentía feliz lejos del tigre y
aprovechaba cada día para disfrutar de las cosas que más le gustaban. Se pasaba
los días recolectando frutos, trepando, saltando y haciendo algunos agujeritos
en los troncos de los árboles.
Pero para su sorpresa,
cuando menos se lo esperaba, apareció el tigre diciéndole:
_ ¡Gracias amigo por
salvarme! ¡Perdona mi mal comportamiento!
_ ¡Estás perdonado, te
puedes ir!_ dijo el ratón decidido a no dejarse manipular por nadie.
_ ¡Quiero ser tu amigo!
¡Te prometo que esta vez todo será diferente!_ exclamó el tigre.
El ratón no creía lo que estaba escuchando y añadió:
Pero el tigre estaba
dispuesto a ganarse su confianza y amistad. Así que cada día intentaba hacerle
compañía y le llevaba diferentes alimentos.
También lo agarraba con
su gran cola y lo montaba encima para llevárselo a pasear de una manera súper divertida. Hasta
que al final consiguió ganarse la confianza del ratón y se hicieron muy buenos
amigos.
Autora: María
Abreu
Diga el débil: Fuerte
soy (Joel 3:10)
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