Va cayendo la noche,
los árboles apenas se miran en la sombra. Definitivamente el sol se aleja del
bosque. Oculto entre las nubes, cierra sus radiantes ojos para descansar.
En ese instante, el
cielo abre sus puertas dejando escapar los destellos de las estrellas. Algunas
le hacen un guiño a la noche, mas la luna silenciosamente alumbra la noche por
si alguien tiene miedo a la oscuridad.
Mientras allá abajo, en
el bosque, comienzan los suspiros:
_ ¡Buenas noches!_
trinan los pájaros posados sobre las ramas de los árboles.
_ ¡Buenas noches!_
dicen los animales tumbándose en el suelo.
_ ¡Buenas noches!_
susurran los insectos ocultándose bajo las hojas secas.
Fin
Autora: María
Abreu
En
paz me acostaré y asimismo dormiré; porque sólo tú,
Jehová, me haces vivir confiado. (Salmos 4:8)
Es la mañana del 21 de
marzo. El viento comienza a soplar suavemente agitando las ramas de los árboles
como queriendo arrancar el polen de las flores. El viento llega con alegría,
bailes y movimientos deseando anunciar algo.
Pero se asoma el sol y comienza
a calentar el bosque. Mágicamente reverdecen los pastos y florecen los árboles dejando
fluir un delicado aroma.
Llegan las mariposas
revoloteando sobre las flores y embriagándose de colores vuelan de aquí para
allá. En ese instante se escucha una multitud de silbidos, borboteos y dulces
cantos.
Más un canto sobresale,
pues hay pocos pájaros que canten mejor que él. Es un ruiseñor anunciando la llegada de la primavera.
_ Ha llegado la
belleza, el amor, un nuevo comienzo _ canta
el ruiseñor, moviéndose ágilmente entre la vegetación.
Ligeramente sale del
matorral y salta hacia el suelo. Ahí, al descubierto, camina entre las hojas buscando
insectos para comer.
Después de haber soportado un frío invierno lleno de
oscuridad y soledad. El ruiseñor entiende quela primavera siempre trae nuevos
comienzos y abre camino a la esperanza.
Autora: María
Abreu
“Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven. Porque
he aquí ha pasado el invierno, se ha mudado, la lluvia se fue; se han mostrado las flores en
la tierra.”(Cantares 2:10-12).
Cuando la manecilla del reloj rozaba la
media noche, un príncipe alumbrado sólo por la luz
de la luna salía desde su palacio a caminar por las llanuras del bosque rumbo a
un mágico lago azul. Allí agarraba su guitarra y comenzaba a cantar.
Una princesa que vivía frente al lago lo
observaba desde el balcón de su habitación. Muy enojada por los cantos del príncipe
envió una lechuza a decirle que
hiciera silencio.
_ ¡Sssss! ¡Sssss! Pero
como a la lechuza no le gusta dormir de noche, al final se quedó acompañando al
príncipe.
Como cada noche cuando la manecilla del reloj rozaba la media nocheel príncipe iba al lago a cantar con su guitarra. La princesa cansada
de sus cantos decidió tirarle piedras. El príncipe asustado miraba para todos
los lados sin descubrir quién se las estaba lanzando.
Más tarde, ella envió a
cientos de cigarras, que posándose
en los troncos de los árboles entonaron un
canto rechinante. Viendo la princesa que el príncipe estaba aturdido por
el escándalo de las cigarras, le pareció muy divertido. Y decidió bajar del
balcón para aproximarse al lago con la intención de seguir divirtiéndose
haciéndole maldades.
Pero cuando iba de
camino, dos lobos salpicados por la
luz de la luna le salieron de frente. Entre pausas, aullaban como guerreros
feroces. Los lobos se estaban acercando demasiado y la princesa comenzó a
gritar pidiendo auxilio. Mas el
príncipe no podía escucharla por
el canto de las cigarras.
Los lobos seguían
acercándose y ésta sintiéndose en peligro comenzó a correr velozmente por el
bosque sorteando los matorrales; pero tropezó cayendo al suelo. Seguidamente se
levantó y cuando intentó seguir, se dio cuenta que no podía ver los reflejos de
la luz de la luna que le alumbraban el paso, ni siquiera los farolitos de las
luciérnagas. Se había quedado ciega al caer sobre un montón de polen negro.
Entonces angustiada
comenzó a gritar una y otra vez. En ese momento las cigarras habían hecho una
pausan en su canto y el príncipe logró escuchar los gritos de la princesa e
inmediatamente corrió hacia el lugar de donde provenían.
Viendo a la princesa en
peligro, el príncipe cogió un palo y se enfrentó a los lobos que la rodeaban
consiguiendo ahuyentarlos. En seguida se acercó a la princesa, la tomó de las manos
y mirándola a los ojos se dio cuenta de que estaba ciega.
La princesa confundida
y asustada le dijo:
_ ¡Márchate! Mas el
príncipe con mucha ternura le expresó:
_ ¡Seré tus ojos en la
oscuridad!_ Y tomándola de la mano comenzó a caminar con ella hacia el lago
azul.
Cuando llegaron al lago
el príncipe vio a un unicornio
bebiendo agua en la orilla e inmediatamente corrió a pedirle que le devolviera
la vista a la princesa.
El unicornio de color
azul caminó hacia ella y apuntándole a los ojos con su cuerno le lanzó un haz de luz. En ese instante la
princesa comenzó a ver y a observar todo lo que había a su alrededor. Dirigió
su mirada hacia el príncipe y mirándole fijamente, observó sus ojos verdes y el
flequillo que reposaba en su frente. Después se acercó a explicarle:
_ Yo no merecía que me
rescataras. Me divertía haciéndote maldades desde mi balcón.
_ Lo más importante de reconocer los errores es que te dan la oportunidad
de reflexionar para mejorar_ dijo el príncipe con una dulce sonrisa.
En ese instante el
viento sopló suavemente moviendo el pelo de la princesa y le cubrió el rostro.
El príncipe le apartó el pelo y la princesa fijando su mirada en los verdes
ojos del príncipe se acercó y le besó.
¡Mas la luna seguía
alumbrando la noche sin declarar que era a la princesa a quien el príncipe le
cantaba cuando la manecilla del reloj rozaba la media noche!
Autora: María
Abreu
El amorno hace nada indebido,
no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor (1Corintios 13: 5)
Un ratón cansando de
ser perseguido por los gatos y de ser rechazado por las personas de la ciudad
decidió coger su maleta, ponerse su sombrero y mudarse al bosque.
Allí se hizo amigo de
untigreque era soberbio y de carácter rebelde. Éste muchas veces
manipulaba al ratón para que lo acompañara a la orilla del río porque quería
contemplar su hermosa imagen reflejada en el agua. Le deleitaba ver su pelaje
color naranja y sus rayas en tono marrón oscuro. ¡Presumía de belleza!
......
También lo utilizaba
para divertirse tirándolo al suelo con su gran cola. El ratón con su naturaleza
escurridiza a veces quería evitarlo pero como le tenía miedo dejaba que se
divirtiera a su costa. ¡Aunque le hiciera daño!
Se sentía atrapado bajo
la voluntad del tigre y evitaba las discusiones. Una tarde éste le pidió que lo
acompañara a las afuera del bosque a lo que el ratón le respondió que era
peligroso.
La rebeldía del tigre
muchas veces le llevaba a extremos peligrosos y obligó al ratón a ir con él con
la excusa de que tanta tranquilidad le aburría.
Mientras disfrutaban
del paseo unos cazadores por sorpresa dispararon al tigre el cual cayó dormido
y aprovecharon para encerrarlo en una gran jaula de madera. El ratón había
corrido sin ser visto y permanecía escondido subido a un árbol.
Los cazadores dejaron
al tigre enjaulado con la intención de regresar en la madrugada para llevárselo
a la ciudad y luego venderlo.
Ante esta situación el
ratón comenzó a pensar que había llegado la oportunidad de librarse de la
manipulación del tigre y dejar atrás todos sus miedos. ¡Era la hora de ser
libre!
Entonces empezó a bajar
del árbol lo más rápido que podía, pero al escuchar el despertar y los rugidos
del tigre se asustó y resbaló cayendo al suelo. Ahí se quedó por unos instantes
para mirar y disfrutar del encierro y la angustia del tigre…, pero finalmente
sintió compasión. ¡No podía dejarle abandonado!
Corrió y subió a la
jaula y comenzó a roer el tablón de madera que servía para cerrar la puerta
hasta que consiguió devorarlo por completo. Respiró profundamente por unos
segundos y luego gritó:
_ ¡Ya estás libre!
¡Corre, disfruta de tu libertad porque puede ser que mañana te la roben!
El tigre asustado y con
lágrimas en los ojos echó a correr a toda prisa hacia el interior del bosque.
Al día siguiente cuando
los cazadores encontraron la jaula vacía comprendieron que el tigre se había
escapado y se marcharon entendiendo que perseguirle dentro del bosque era muy
peligroso para ellos.
En aquel momento el
ratón comenzó a disfrutar de su tranquilidad. Se sentía feliz lejos del tigre y
aprovechaba cada día para disfrutar de las cosas que más le gustaban. Se pasaba
los días recolectando frutos, trepando, saltando y haciendo algunos agujeritos
en los troncos de los árboles.
Pero para su sorpresa,
cuando menos se lo esperaba, apareció el tigre diciéndole:
_ ¡Gracias amigo por
salvarme! ¡Perdona mi mal comportamiento!
_ ¡Estás perdonado, te
puedes ir!_ dijo el ratón decidido a no dejarse manipular por nadie.
_ ¡Quiero ser tu amigo!
¡Te prometo que esta vez todo será diferente!_ exclamó el tigre.
El ratón no creía lo que estaba escuchando y añadió:
_ Si es cierto lo que
estás diciendo tendrás que demostrarlo pero lejos de mi.
Pero el tigre estaba
dispuesto a ganarse su confianza y amistad. Así que cada día intentaba hacerle
compañía y le llevaba diferentes alimentos.
También lo agarraba con
su gran cola y lo montaba encima para llevárselo a pasear de una manera súper divertida. Hasta
que al final consiguió ganarse la confianza del ratón y se hicieron muy buenos
amigos.