En un pequeño bosque
donde había mucha escasez y poco progreso, vivía el zorro Juanito quien deseaba
viajar al gran bosque de las oportunidades para conseguir un trabajo que le
permitiera tener una vida más digna.
El zorro inmigrante |
Al llegar al lugar,
bajó de la pequeña embarcación y escondido detrás de un árbol observaba con
mucho entusiasmo la abundante vegetación, los grandes edificios construidos
sobre altos robles y las inmensas casas dúplex. Luego decidió continuar su camino y encontró una pequeña casa abandonada donde se
hospedó.
Pasaban los días y el
zorro Juanito no paraba de buscar trabajo. No obstante, en su búsqueda, se sorprendía
al escuchar el murmullo de los demás.
_ ¡Éste vino a nuestro
bosque a quitarnos el trabajo! ¡Y para colmo, para que le den todo gratis!
Mas otros le miraban y
susurraban:
_ ¡Quizás vino a buscar
una oportunidad en la vida! ¡O tal vez vino
a hacer realidad algún sueño!
Ante estas
murmuraciones el zorro Juanito se dio cuenta de que era objeto de rechazo y
también de acogida.
Siguió caminando y como
tenía hambre y necesitaba dinero para comer, agarró un equipo de música y bajo
la sombra de un gran árbol comenzó a bailar con gran ritmo a la vez que gritaba
a los allí presentes:
_ Un pasito para adelante,
otro para atrás, manos a la rodilla, moviendo la colita, luego agachaditos. Todos
los que le veían sonreían y le echaban monedas en el sombrero.
Pasaban los meses y el
zorro Juanito al no encontrar un trabajo que le permitiera integrarse con el
resto de animales pensaba entre lágrimas:
_ ¡Qué duro es ser
inmigrante! ¡Lejos de mi tierra y de los amigos! ¡Me siento muy solo!
Por aquel entonces empezó
una gran sequia en el bosque y la falta de lluvia y las altas temperaturas podían provocar grandes incendios, lo que causaba
mucha inseguridad y tensión entre los
animales.
Ante este
acontecimiento el zorro Juanito les comentaba a los habitantes que tenía una
gran idea para obtener agua; pero éstos no les creían, sólo le decían:
_ ¡Son cosas que se
hacen en tu bosque, aquí todo es diferente! ¡No tienes nada que aportarnos!
El zorro Juanito muy
indignado les respondió:
_ Los inmigrantes son
una fuente de riqueza cultural y ayudan al desarrollo de la economía.
Dicho esto, se puso
unas gafitas y un sombrero negro y, agarrando un pico y una pala comenzó a excavar
un pozo bien profundo. Cuando finalmente empezó a manar agua gritó con júbilo:
_ ¡Agua! ¡Agua!
En ese instante todos
corrieron y se acercaron al zorro Juanito quien les ofreció agua sin ningún
tipo de discriminación. De esta manera logró hacer amigos y le ofrecieron un trabajo
lo que le permitió una total integración en el bosque.
Al final los habitantes empezaron a divertirse aprendiendo el baile pegadizo del zorro
Juanito.
Autora: María
Abreu
Como a un natural de vosotros
tendréis al extranjero que more entre vosotros, y lo amarás como a ti mismo.
(Levítico 19:34)