El destino se empeña en
hacerme sufrir, es cruel, fortuito y reincidente. Pensaba tristemente el
príncipe Carlos porque estaba pasando por situaciones muy difíciles.
En busca de una
solución decidió caminar por el bosque acompañado de su perro con la intención
de pedirle al hombre sabio una pócima mágica para evitar el sufrimiento.
Pero en la oscuridad
del bosque, un lobo los atacó y mordió a su perro dejándolo muy mal herido. El
príncipe lloró una y otra vez viendo como éste moría en sus brazos sin poder
hacer nada para evitarlo.
Pasadas unas horas
decidió enterrarlo allí mismo y entre lágrimas siguió su camino guiado por unas
luciérnagas que le alumbraban el paso con sus destellos de luz.
Muy de mañana logró
subir a la montaña y al encontrar al hombre sabio meditando sentado sobre una
roca le suplicó que le diera alguna pócima mágica para evitar el sufrimiento.
Ante tan complicada
petición el hombre sabio le miró atentamente a los ojos y le dijo:
_ ¡Ayúdeme por favor,
debe haber alguna forma! _ imploró el
príncipe.
_ ¡El tiempo es la
única forma!_ declaró el hombre sabio.
_ ¿Por qué?_ preguntó
angustiado el príncipe.
_ El tiempo se encarga de poner cada cosa en su
lugar y da al sufrimiento su verdadero sentido_ explicó el hombre
sabio.
_ ¿Por qué debo saber el sentido de mi sufrimiento?_
preguntó nuevamente el príncipe.
_ Porque si sabes el por qué de tu sufrimiento descubrirás
la clave para superarlo_ expuso el hombre sabio.
El príncipe descendió
de la montaña muy agradecido y caminó por el bosque todo el día. Al llegar la
noche se acostó cerca del tronco de un árbol y durmió tranquilo.
Al día siguiente cuando
despertó se maravilló al ver el comienzo de la primavera y muchos árboles que
habían florecido; pero su felicidad fue mayor cuando vio a un hada recogiendo
flores acompañada de un perro el cual no paraba de jugar corriendo detrás de
algunos insectos. El príncipe observó el
panorama por unos minutos y pensó:
_ La soledad y el
rechazo son los motivos de mi sufrimiento. ¡Y estoy viendo la clave para
superarlo!
En seguida dio unos
pasos hacia adelante y se acercó al hada para conocerla. El hada al verlo le
brindó una dulce sonrisa y el príncipe le regaló una hermosa flor. De esta
manera se enamoraron y fueron muy felices.
El tiempo le demostró
que todo tiene solución y que el sufrimiento siempre se supera.
Autora: María
Abreu
Bienaventurados los que
lloran, porque ellos recibirán consolación (Mateo 5:4)