Había llegado el verano y el sol brillaba en su máximo
esplendor, todos los animales disfrutaban de esta hermosa estación para salir a
jugar y a divertirse.
Un saltamontes que saltaba de rama en rama en los jardines de un
pequeño bosque se encontró con su amigo el grillo
sentado sobre una hoja tocando la guitarra y cantándole a unas mariposas.
El saltamontes moviendo
sus patitas de puntillas y dando unos pasitos para adelante y otros para atrás
bailó por un ratito y luego se acercó al grillo a proponerle que fueran a
practicar piragüismo al río.
El grillo muy entusiasmado
aceptó la propuesta y ambos agarraron una gran hoja de un árbol y se la
llevaron volando hacia el río. Una vez allí dejaron caer la hoja sobre sus
aguas y se sentaron sobre ella.
Con dos palitos que
habían convertido en dos palas comenzaron a remar descendiendo a gran velocidad
por las bravas aguas del río.
_ ¡Wow! ¡A esto se le
llama deporte acuático! _ gritó el
saltamontes muy feliz.
_ ¡Guau! ¡Cómo se nota que tomar aire y hacer deporte recrea
el ánimo!_ exclamó el grillo emocionado.
Continuaron remando río
abajo sonriendo cada vez que las gotitas de agua les salpicaban sus cabezas.
Pero cuando menos se lo esperaban escucharon un sonido y al mirar para arriba
se percataron de que un cuco de
color gris azulado los estaba persiguiendo con la intención de comérselos.
Al cuco le hizo mucha
gracia ver a sus víctimas practicando piragüismo y para burlarse de ellos hizo
un par de acrobacias en el aire. Luego voló hacia ellos con el pico abierto,
inmediatamente el grillo se puso de pie sobre la hoja y comenzó a hacer zigzag
con la pala alejando momentáneamente al cuco de ellos.
Mas el cuco no se daba
por vencido y lo intentaba una y otra vez haciendo que la hoja se inclinara y
finalmente volcara. Seguidamente el grillo y el saltamontes nadaron hacia una
roca que estaba cerca. El cuco al verlos sobre la roca dirigió su vuelo hacia
ellos una vez más.
Un niño que jugaba con sus padres cerca del río vio al cuco y gritó:
_ ¡Papá quiero ese
cuco, vamos a atraparlo!
El cuco al escuchar
esto se alejó del lugar y se posó sobre una rama recordando que un tiempo atrás
estuvo preso dentro de una jaula y pensó que quizás duró ese tiempo preso
porque se dedicaba a atrapar insectos. Y como no quería volver a estar
enjaulado se marchó del lugar.
Cuando el grillo y el
saltamontes vieron al cuco irse, planearon la forma de salir de allí. Aprovechando
que una hoja de un árbol había caído cerca de ellos, rápidamente el saltamontes montó al grillo sobre su
espalda y dando un gran saltó cayeron sobre la hoja y comenzaron a nadar hacia
la orilla.
Una vez en la orilla
del río agarraron una hoja e hicieron dos conos. En ellos pusieron un poco de agua y la mezclaron con unas gotitas
de miel de sus amigas las abejas. Caminaron hasta la sombra de un árbol y allí
se sentaron para brindar por el día veraniego tan estupendo que habían
disfrutado.
Autora: María
Abreu
El Señor es mi pastor,
nada me falta. Él me hace descansar en verdes pastos. Me conduce hacia fuentes
tranquilas. ( Salmos 23: 1-4)
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