Un alma que
recientemente había subido al cielo caminaba por las calles de oro.
En su caminar se encontró con un ángel y éste llevó al alma a dar un recorrido para
mostrarle todas las maravillas que había allí.
Mientras caminaban, el
alma intentaba buscar la luz del sol, y al no encontrarla preguntó:
_ ¿Aquí no sale el sol?
_ Aquí no hay necesidad
de la luz del sol, porque Dios el señor es el que
ilumina esta gran ciudad y tampoco existe la noche.
El alma en silencio
continuó caminando, ambos pararon cerca del mar y el ángel expuso:
_ Este es el mar, sus aguas son limpias y resplandecientes como el
cristal.
Continuaron caminando y
en medio de la calle de la ciudad el ángel se detuvo explicando:
_ Este es el árbol de la vida,
produce un fruto diferente cada mes y sus hojas son para la sanidad de las
naciones.
Caminando paso a paso el ángel señalaba:
_ Esas son las grandes mansiones donde vivirán los salvados.
Siguieron caminando y al
entrar a un gran salón el ángel comentó:
_ En este salón se hace
fiesta por cada pecador que se arrepiente.
Caminaron más adelante
y el ángel indicó:
_ En ese trono hay millones y millones de ángeles adorando a Dios.
Finalmente entraron a
una gran biblioteca y el ángel le mostró unos libros; pero el alma sintió
curiosidad al ver que los ángeles no paraban de escribir ni un solo segundo.
_ ¿Qué están escribiendo
los ángeles y por qué no paran?_ preguntó el alma.
_ En esos libros se escriben todas las cosas que hacen las personas. Se
juzgara a todos por las cosas que están escritas en estos libros según sus
obras_ respondió el ángel.
Luego el alma observó
unos libros cerrados y comprendió que los ángeles no escribían en esos libros
porque esas personas ya habían muerto.
Dieron unos pasos más
adelante y el alma vio en una esquina a un ángel con un rostro resplandeciente
de felicidad que escribía en un hermoso libro.
_ ¿Qué está escribiendo
el ángel en ese libro? _ volvió a preguntar el alma.
_ Ese es el libro de la vida, ahí se escriben
los nombres de todas las personas que se arrepienten.
El alma guardó silencio
por unos minutos… luego muy angustiado preguntó:
_ ¿Está mi nombre inscrito ahí?
_ Miraré el listado de
los nombres_ dijo el ángel.
_ Sólo espero que el
ángel que escribió la historia de mi vida no se le haya olvidado escribir que
yo acepté a Cristo en mi corazón_ pensaba en silencio el alma.
_ ¡Tu nombre está
inscrito en el libro de la vida! ¡Ven, entra en el gozo del Señor!_ dijo el
ángel.
Autora: María
Abreu
Y el que no se encontraba
inscrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego (Apocalipsis
20:15)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Pon tus comentarios