En un lejano
bosque, entre las ramas de un frondoso árbol se divertían dos ardillas haciendo acrobacia.
Cada una vivía en su
madriguera, pero Anita deseaba la madriguera de Lolita porque tenía dos nidos:
uno para cubrirse en el invierno y otro para refrescarse en el verano.
También envidiaba la
habilidad que tenia Lolita para trabajar ya que siempre encontraba suficientes
alimentos para almacenarlos para el invierno.
Su envidia llegó hasta tal punto, que se le olvidó que ella tenía las mismas habilidades para competir y destacarse como su amiga.
Su envidia llegó hasta tal punto, que se le olvidó que ella tenía las mismas habilidades para competir y destacarse como su amiga.
Una mañana al
levantarse descubrió que su estatura había disminuido de tal manera que se
había quedado muy pequeñita. Preocupada, decidió visitar a una marmota y le
comentó lo que le había pasado, ésta la escuchó atentamente y le respondió:
_ La envidia es un síntoma de pequeñez; pero
el amor al prójimo y la humildad pueden hacer que vuelvas a crecer.
La ardilla Anita no le dio importancia al consejo de la
marmota y muy molesta se fue a su madriguera quedándose pequeñita para siempre.
Autora: María
Abreu
Es
cierto que al necio lo mata la ira, y al codicioso lo consume la envidia. (Job 5:2)
Qué bien describe este cuento hasta qué punto la envidia al prójimo limita el crecimiento personal de cada uno de nosotros. ¡¡Muy bueno!!
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