Había una vez un
joven príncipe que era muy gruñón,
gritaba e insultaba a las personas, por
tanto tenía pocos amigos.
Una noche, cuando
estaba solo en su habitación, se le apareció un hombre sabio y le entregó unas
semillas diciéndole:
_ En tus manos entrego
estas semillas, tú eres el
responsable de saber qué quieres sembrar en tu vida.
El príncipe gruñón, muy
sorprendido, abrió las manos, empuñó las semillas y minutos después, se quedó
dormido.
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Al día siguiente se le
ocurrió la idea de aprovechar el comienzo de la primavera, se fue al jardín del
palacio y sembró las semillas.
Pasaron unos días y en su jardín comenzaron a crecer unas rosas feas y sin
olor fragante.
El príncipe gruñón vio
que las rosas de su jardín eran marchitas y pensó que la culpa la tenía el hombre sabio por no haberle entregado las
buenas semillas. Así que siguió con su mala conducta y con su
egocentrismo.
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Una tarde, caminaba por la calle de la ciudad y le llamaba la atención que la mayoría de las rosas que veía eran de lindos colores y de fragantes olores.
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Una tarde, caminaba por la calle de la ciudad y le llamaba la atención que la mayoría de las rosas que veía eran de lindos colores y de fragantes olores.
Entonces se marchó al
castillo y entró en su habitación muy pensativo. Minutos después se le apareció
nuevamente el hombre sabio diciéndole:
_ ¡Tu corazón es un jardín y
es ahí donde debes decidir cuáles son las cosas que quieres sembrar!
El príncipe gruñón
reflexionó toda la noche con las palabras
del hombre sabio. Así que al día siguiente comenzó a ser amable con los demás,
a ayudar a las personas y a tratarlas con amor.
Una mañana entró a su jardín y sorpresivamente
descubrió que todas las rosas estaban
muy coloridas y destilaban un olor muy agradable.
Sonriendo de felicidad
comenzó a caminar hacia ellas; pero vio algo extraño, una hermosa rosa roja temblaba de frío por las gotitas de
aguas del rocío de la mañana, entones se acercó y la abrigó con sus manos.
En ese instante la rosa roja se convirtió en una hermosa mujer.
El príncipe muy feliz la abrazó, se
enamoraron y después de un tiempo se casaron y fueron muy felices.
Al final el príncipe
comprendió que es mejor sembrar cosas bonitas en el jardín del corazón.
Autora: María
Abreu
Sobre
toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida. (Proverbios
4:23)
Leer el cuento: La mariposa que besaba las rosas
Esta Muy Esta Lindo Tu Cuento a La Vez POdemos Reflexinar SObre Las Cosas Que hemos Hecho!
ResponderEliminareste tambien me ha gustado
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